Entrevacaciones
Situación rara la mía. He estado de vacaciones (y qué vacaciones...) dos semanitas. Trabajo esta semana, y luego dos semanas más de "jólideis". Se puede interpretar como que es una putada, eso de cortar el mes, pero aquí la señorita las escogió así (sí, soy más lista que el hambre, jejeje) que parece que no, pero así como que se alargan más (digo yo) y como me gusta ir de aquí para allá, pues bien contenta que estoy.
Nunca me pude imaginar que el domingo, después de comer un exquisito cochinillo en las afueras de Cáceres (casa Armando se llamaba el lugar) y salir prudentemente para Barajas me tendría que esperar como ¿cuatro? ¿cinco? horas en el aeropuerto. Pero todas los cabreos se me pasaron cuando ví a Joaquín Reyes y a Ernesto Sevilla, por ese orden, ahí esperando el vuelo también. Quedé como un poco patata porque les fuí a felicitar y tal (...) y me da la impresión que quedé fatal, pero bueno, iba a por unos autógrafos y hasta se me olvidó de pedirlos, imaginad la escena...
Lo fuerte fue al llegar a mi casa. El tubo de La Lechera (sí, el mítico tubo de leche condensada que envicia a cualquier humano) había sido consumido por algún o algunos inquilinos de mi piso. ¿Habrían tenido la delicadeza de untarlo en pan o habrían pasado de todo y habrían enchufado el tubo a la boca? Eran las dos de la madrugada y me he tenido que levantar a las 5.30h para ir a currar, así que no lo he reflexionado todavía. ¿Se lo pregunto directamente?
Próximamente detalles sobre estos días ;)